miércoles, 24 de octubre de 2012

Hijos, Herencia Divina



Los hijos son una herencia del Señor, los frutos del vientre son una recompensa. Salmos 127:3

Es grandioso saber que nuestros hijos son una “herencia divina”. Eso nos habla mucho de la atención que Dios tiene para toda criatura. Pero si esto es grande, la responsabilidad que tenemos nosotros, a los que se nos ha dado la comisión de ser padres, es muy grande también.

Los hijos no nos fueron dados como una propiedad para disponer de ellos, como bienes que pueden ser gastados o invertidos. Dios nos los dio para administrarlos y moldearlos, para formarlos y forjarlos rectos y justos delante de Dios, de modo que con ello nosotros fuéramos bendecidos. Pero sobre todas las cosas, los hijos nos fueron dados para ser el gozo de nuestra vida.

Tengamos cuidado de nuestros hijos, no solo para darles estudios de calidad, provisión económica, comodidades y un lugar dónde vivir bien, sino más bien, para entregarlos como ofrenda de olor grato delante del Señor, para satisfacción, gloria y alabanza de Dios.

La corrección es importante, sin embargo, lo es aún más la instrucción, pues si nuestros hijos son dirigidos hacia el blanco del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús, ellos no se saldrán del camino (Proverbios 22:6).

Por lo tanto, tenemos que enseñarles la Palabra de Dios en cualquier lugar donde nos encontremos (Deuteronomio 6:6-7), aprovechando cualquier oportunidad para mostrarles al Padre Celestial; ellos deben entender que dependen del Padre Celestial y no de nosotros, que una oración vale más que el dinero y que amar a Dios sobre todas las cosas es lo más importante en su vida.

Padres, ¿se regocijan con sus hijos? Hijos, ¿se regocijan con sus padres? Recordemos que: "Herencia de Jehová son los hijos..."

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